¡Bienvenidos!

El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho...

domingo, 4 de diciembre de 2011

Septiembre...

De repente, las playas se han quedado desiertas;
ha refrescado un poco y se acortan las tardes.
Hoy comienza septiembre, y la melancolía
del final del verano, puntualísima, acude
a su cita conmigo. Hay que volver mañana
a la ciudad. En ella, me esperan las rutinas
y las viejas costumbres que me fueron haciendo
ser el que soy. Muy pronto, se irán quedando en nada
los sueños que he soñado junto al mar, los propósitos
de libertad, de cambio, que en las noches de julio
y agosto fabulé, tan fervorosamente
como en la adolescencia, a la vez que mis ojos
con asombro miraban la inquieta muchedumbre
de los astros del cielo. En la ciudad, no hay duda,
me encontraré de nuevo cuando llegue con ese
que se quedó en mi casa mientras yo estaba fuera,
con ese que se niega a cambiar y conoce
como nadie mis gestos, mis horarios, las cosas
que me atan a mí mismo. Él me pondrá al corriente
de los tontos asuntos que habrá que ir resolviendo
en los próximos días. Así, sin mucha pena
y sin gloria ninguna, transcurrirá el otoño.
Y después, de muy malas maneras, implacable,
tomará posesión de mi vida el invierno.


Eloy Sánchez Rosillo

domingo, 27 de noviembre de 2011

Cinco horas con Mario...

[…] Y conversaciones serias, lo que se dice conversaciones serias, bien pocas hemos tenido. La ropa te traía sin cuidado, el coche no digamos, las fiestas otro tanto, la guerra, que fue una Cruzada, que todo el mundo lo dice, te parecía una tragedia, total que como no hablásemos del dinero astuto o delas estructuras y esas historias, tú a callar. Y con los niños, tres cuartos delo mismo, que había que verte, si yo te contaba una ocurrencia de Borja o de Aránzazu, al principio, bien, pero al minuto salías con que te preocupaba ese chico o que qué iba a ser de esa chica, siempre la misma copla, que me aburrías, cariño, con tus tribulaciones. Don Presagios, como dice Valen con mucha razón. ¡Si hubieras oído a Borja ayer! "Yo quiero que se muera papá todos los días para no ir al Colegio". ¿Qué te parece? Pero así, como te lo estoy diciendo, delante de todo el mundo, que me dejó parada, la verdad. Le pegué una paliza de muerte, créeme, porque si hay algo que me pueda es un niño sin sentimientos, que son seis añitos, ya lo sé, no lo discuto, pero si a los seis años no los corriges, ¿quieres decirme dónde pueden llegar? Bueno, pues tú con tus blanduras, déjale, la vida ya le enseñará lo que es sufrir, estamos buenos, consintiéndoles todo, riéndoles las gracias, que así pasa luego lo que pasa […]